Desde
hace años se lleva publicando periódicamente en prensa el deseo de hacer en
Lorca una exposición “tipo Huellas” o
“como Huellas” tras la culminación de
la más que necesitada y solicitada restauración de San Patricio. La última vez
que se ha publicado en prensa ha sido para hablar de un Huellas a la murciana, es decir, una exposición en un templo pero
con piezas venidas exclusivamente del territorio murciano. Pero ¿qué fue Huellas? ¿Podría hacerse en Lorca?
Huellas es el resultado del llamado Proyecto Huellas, un proyecto que nació
por influencia directa de la más que conocida Las
Edades del Hombre que cuenta ya de varias ediciones. En el caso murciano el
proyecto fue llevado a cabo por la Fundación Cajamurcia y el Obispado de
Cartagena, participando también la CARM y el Excmo. Ayuntamiento de Murcia.
Dicho proyecto llevaba parejo la restauración de la por aquel entonces
deteriorada Catedral de Murcia, es decir, con la excusa de una exposición se
restauraba un monumento. El resultado fue una magnífica exposición que aún se
recuerda y que muchos seguimos añorando.
Comisariada
por el catedrático en Historia del Arte, D. Cristóbal Belda, se aseguró que la
exposición fuera recordada décadas después. Con éste gran nombre de la Historia
del arte detrás del “monstruo de Huellas”
llegaron piezas de distintos países como Rusia o Italia, no piezas “reguleras”
sino de primer orden entre las que lógicamente Lorca aportó varias como piezas
de orfebrería y textil.
Además
el proyecto llevaba parejo el lógico estudio, la parte didáctica y divulgación,
destacando en este último sentido el magnífico e impresionante catálogo
resultante del que si se hiciera una segunda edición se agotaría rápidamente
con total seguridad ya que somos muchos los que no nos hicimos en su momento
con un ejemplar y son buscados bajo las piedras.
Por lo
tanto, y en resumidas cuentas, la magnífica obra del Proyecto Huellas tenía entre
sus objetivos recuperar el patrimonio cultural (la Catedral de Murcia) y hacer
una decidida puesta en valor del mismo cuyo legado perdura hoy día. Dentro del
mismo proyecto, y realizado en años posteriores a la cita murciana, tuvieron
lugar otras exposiciones como Salzillo,
testigo de un siglo o La Ciudad en lo
alto (en Caravaca de la Cruz). También buscaba poner a Murcia en el
panorama nacional como destino cultural, más allá del turismo de Sol y Playa.
Dar a conocer el devenir histórico de la Diócesis de Cartagena estaba también
entre los objetivos a conseguir mediante la exposición de su rico patrimonio.
La restauración de las obras de arte a exhibir es algo inherente a cualquier
exposición, y ahí está el gran logro: recuperar la Catedral de Murcia y otros bienes
artísticos.
El proyecto
también estuvo presente en otras localidades como Cartagena, donde restauraron
el Teatro Romano y crearon el museo, motivo principal por el que reciben miles
de visitantes (los cruceros también tienen que ver aunque la elección de
Cartagena como puerto tiene que ver también el patrimonio conservado y puesto
en valor), encargándose de ello nuevamente la Fundación Cajamurcia.
En conclusión,
la exposición conocida como Huellas
fue el resultado de un gran proyecto donde lo fundamental era recuperar la
Catedral y dar a conocer Murcia, es decir, un trabajo de años y millones de
euros resultado del trabajo constante y remunerado de expertos como
historiadores del arte, restauradores entre otros formando sus filas.
¿Una “exposición
tipo Huellas” o Huellas? Las diferencias son más que evidentes: el edificio se está
restaurando al margen de la exposición, no hay proyecto como el de Murcia, las
piezas serían de ámbito regional, etc.
Siendo así
cabría preguntarse si no se podría ir más allá. Huellas fue, acabó. La realidad y necesidades de Lorca son otras como
la de crear un cuerpo cultural racional y lógico, bien estructurado; y la
oportunidad está ahí y es ahora cuando puede realizarse. Hay que ser mucho más
ambiciosos puesto que de una gran ambición se consigue una parte, y si se
ambiciona poco se consigue menos todavía. Es hora de pensar a lo grande, de ir
mucho más allá de lo que se ha pensado jamás, de quitarnos el complejo. Una exposición
está bien pero podría ser una parte del corpus
total que Lorca se merece. Ambicionemos Lorca y su patrimonio. Rememos todos en
la misma dirección soñando lo imposible y logrando lo posible... todos juntos.
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