miércoles, 14 de diciembre de 2016

¿Ha sido la lluvia la causante de los desprendimientos?

Las constantes lluvias de las últimas semanas en Lorca han hecho, en parte, que se desprendieran importantes partes de las fachadas y casas que aún quedan en pie (más o menos) en nuestro deprimido Casco Histórico lorquino pero, ¿realmente son el motivo de dichos derrumbes o solo la gota que ha colmado el vaso?

Se viene publicando en prensa las declaraciones de políticos que afirman que la lluvia es responsable de que cayeran, ahora bien, ¿Qué hay de cierto en ello? Veamos algunos conceptos básicos de técnicas artísticas y conservación.

Las casas y palacios de Lorca datan esencialmente de los siglos XVII al XIX, momento en que los materiales arquitectónicos solían ser mayoritariamente yeso, cal, arena, madera, cañas, sillares (en los mejores casos o en determinadas zonas), etc., es decir, materiales que necesitan de un mantenimiento mínimo (como todos aunque puede que algo más). Dichas casas están abandonadas desde hace décadas, con ventanas y puertas abiertas en muchos casos, sin el más mínimo mantenimiento (podemos imaginar los motivos de tal abandono). Si unimos todo esto obtenemos el resultado que podemos ver al salir a la calle: un desastre.


Fig. 1. Efectos de la humedad en la capa pictórica de una pintura mural. Fuente foto: Revista figital Masturia. Enlace: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4NIoxqx0x-mrMg6wr9s6pDmdEy1k4fqOIHsGVvaiGyPTA-EqNFEnFmtqjmyMSAyoOe0j5g9ZfLmvaJ-isxevLi2zhnNdiHcVVAuLb1fFAb8pqrTrN7uLfHUzveGoyO-Zd_hAuzLPKtRk/s1600/frescos11.jpg

Además, hay que tener en cuenta los condicionantes ambientales, es decir, elementos naturales que alteran la naturaleza y estructura de los materiales y acaba por destruirlos si no se controlan. Así, la luz, la humedad y la temperatura deterioran muy seriamente los mismos. Para entenderlo mejor, y usando un ejemplo local, el famoso ajuar funerario de Cueva Sagrada de la Hoya se conservó durante miles de años porque las condiciones climáticas no variaban, manteniendo los índices de humedad relativa, luminosidad y temperatura. Cuando se sacaron de la misma, el material textil comenzó a autodestruirse debido al cambio sufrido en los elementos mencionados. Esto mismo ocurre con los edificios, más aún cuando existen evidente grietas por las que el abundante agua de estos días pudo meterse y destruir el material desde dentro (recordemos que el enlucido tiene como finalidad la protección además de otorgar un valor estético, y al perderse se pierde con ello dicha protección).



Por lo tanto, teniendo en cuenta el lamentable estado de conservación y más que evidente abandono, el agua de lluvia no solo no ha sido el motivo de dichos derrumbes sino que ha acelerado el deterioro y derrumbe casi sistemático de todo aquello que ya se encontraba en un lamentable estado. La culpa no ha sido del agua, como se esfuerzan en repetir, sino que ha acelerado un proceso paralizado por la sequedad climática, poniendo así de manifiesto la ineficacia de las políticas culturales que se han ido sucediendo desde hace décadas y la necesidad imperante y urgente de acometer trabajos en todas aquellas viviendas de interés y desde luego cambiar la mentalidad de que sólo importan las pantallas (o fachadas sin contenido y/o interior que les den sentido), además de cumplir con la legalidad vigente.

La mayoría de lorquinos se han sentado en sus puertas a esperar ver pasar el cadáver de su enemigo, o en otras palabras, la dejadez y pasotismo del lorquino está consiguiendo que el patrimonio, considerado por muchos como enemigo, esté desapareciendo frente a nuestros ojos mientras nos cruzamos de brazos y admiramos el buen trabajo que se está haciendo en Cartagena con su patrimonio. La causa de los derrumbes no ha sido la lluvia.


Autor: Asoc. Lorca por su patrimonio cultural. 
















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