viernes, 6 de octubre de 2017

La Virgen de las Huertas, entre el mito y la tradición.


La escultura de la Virgen de las Huertas fue realizada por el escultor alicantino, afincado en Murcia, José Sánchez Lozano (1904-1995). Llegó a la ciudad de Lorca en el año 1942 para reponer la antigua efigie, destruida en agosto de 1936 (López Guillamón, 2013, pp. 217- 219). Con anterioridad, Emiliano Rojo había realizado otra escultura que aún se conserva en el convento patronal. Esta última, quizá de estética más tosca (por lo que no tuvo mucho éxito), mantenía, sin embargo, algunos aspectos más parecidos a la antigua efigie, como vamos a ver.
De la imagen primitiva, que, según la tradición, trajo el infante Alfonso en 1244 nada se sabe. Por la iconografía de la imagen, es de suponer que pertenecía a la tradición románica. Por desgracia, la escultura perdida en la Guerra Civil solo se puede contemplar en fotografías. Sobre ésta, se han vertido muchas opiniones la más acertada pertenece al historiador Pérez Sánchez que la fecha en el último tercio del siglo XV con influencia del arte castellano- mudéjar de la época (Muñoz Clares, 1996).
Como ya hemos dicho, uno de los aspectos más llamativos de la escultura actual es la pervivencia de la iconografía más típica de la tradición románica: la Virgen de las Huertas responde claramente al modelo de “Theotokos”, esto es, como madre de Dios y trono del Niño. Otro de los rasgos que vienen a reforzar lo expuesto es la no existencia de contacto visual entre ambos. Los rostros, sin llegar a ser hieráticos, no abandonan la serenidad y la rigidez gestual, pero interpretados siempre desde el dulce naturalismo de la escuela barroca murciana de la que Sánchez Lozano es fiel seguidor. La Virgen de las Huertas aparece sentada sobre varios cojines. En su mano derecha porta un fruto (motivo de discusión tanto para expertos como para los que no lo son) y con la mano izquierda sujeta al Niño Jesús. Una corona de oro, con piedras preciosas incrustadas, recoge su pelo que cae trenzado por la espalda. El Niño, semidesnudo, intenta arrebatarle el fruto con la mano derecha pero, sin abandonar su postura frontal, deja caer el brazo izquierdo y las piernas.
La escultura de Sánchez Lozano es más acertada en cuanto a ejecución y proporciones que la de Emiliano Rojo. Entre otras “recomendaciones”, durante la ejecución de la pieza, Espín Rael invitó a Sánchez Lozano a omitir el querubín que la imagen antigua llevaba a sus pies (López Guillamón, 2013, p. 217). Lo consideró como uno de los “añadidos” dieciochescos de la imagen pero que no dejaban de ser parte su historia. Por el contrario, este detalle sí que se mantiene en la interpretación de Emiliano Rojo.

En la actualidad, la escultura de Sánchez Lozano ha sido trasladada al Centro de Restauración de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Su restauración era bastante necesaria por el paso del tiempo y su manipulación. El elemento que más ha sufrido es el Niño que presenta signos evidentes de deterioro (falta de un dedo en la mano izquierda y de policromía). Todo ello hace que nos planteemos la obligatoriedad de crear una serie de normas para la correcta conservación preventiva de las obras artísticas.


BIBLIOGRAFÍA
López Guillamón, I: Arte en José Sánchez Lozano. Tecnigraf editores. Murcia, 2013.
Muñoz Clares, M: El convento franciscano de la Virgen de las Huertas. Historia e iconografía de un templo emblemático y de su imagen titular. Instituto teológico franciscano. Murcia, 1996.



AUTOR: Asociación Lorca por su patrimonio cultural.




NOTA: Si quieres copiar el texto, tanto íntegro como una parte, puedes hacerlo siempre y cuando se cite la fuente, siendo del siguiente modo:

ASOCIACIÓN LORCA POR SU PATRIMONIO CULTURAL:  La Virgen de las Huertas, entre el mito y la tradición. Recurso digital. Blog Lorca por su patrimonio cultural. https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4205045957255786831#editor/target=post;postID=7903179321554833031